viernes, 19 de noviembre de 2010

Difícil decisión

capitulo nueve

Llevo varios años lejos de mi tierra, años extrañando, años añorando lo que no tengo en Madrid, años pensando en volver, pero no han sido razones suficientemente fuertes para regresar. Tengo lo que he querido en cuanto a mis logros profesionales, tengo varios estudios, hago lo que soñé, y eso me satisface. Tengo un departamento propio, mi trabajo es bien remunerado, no tengo en excesos, pero tengo para darme mis gustos muy de vez en cuando, el auto no es el que soñé pero no deja de ser hermoso. Tengo amigos a la distancia, pero los tengo, tengo a mi familia íntegra, siento que tengo lo que quería para mí, pero aún me falta cumplir uno de mis anhelos mas grandes, hijos. No los tengo por convertirme en una egoísta, por no querer dar ese tiempo y disfrutarlo en placeres que son satisfactorios por momentos. Hoy los quiero, hoy quiero estar comprometida al cien con una personita que dependa absolutamente de mí.

Llamo a Ignacio. No me responde, supongo que está trabajado.
Lo llamo a él, espero pero no obtengo resultados. Espero unos minutos y vuelvo a intentarlo... me doy cuenta que no quiere saber de mí, no lo culpo. Voy a su casa a buscarlo.

Mientras voy camino a su morada, comenzaron los recuerdos de mi pasado y volvió a mí, aquella angustia de cuando estuve embarazada. Él nunca lo supo y creo que nunca lo sabrá. Fue terrible enterarme de aquello, mi corazón comenzó a latir fuertemente y mi palidez denotó preocupación de inmediato, temblaba, mis manos sudorosas no dejaban de temblar y mi mente bloqueada no podía pensar, no tenia razonamiento de lo que estaba sucediendo. La primera solución que se vino a mi cabeza fue el aborto, creí que era mi única opción, creí en realidad en muchas cosas que no eran las indicadas. Aunque tenía para hacerme responsable y él estaba en un trabajo estable, y era absolutamente independiente, sentí temor de no poder ser la madre que quise, no me sentía preparada para tal responsabilidad. No lo quise, de un principio no me di el tiempo para sentirlo dentro de mí, no dejé que mi mente soñara un poco y viera como sería el futuro junto a esa personita. Fue así como lo maté, porque no lo quise, lo maté porque no quise asumirlo y porque no le di la oportunidad a él, para quererlo. No hice nada, mi cuerpo lo rechazó. Pienso que fue tanto el rechazo de mi parte que mi cuerpo no tuvo otra opción que dejarlo ir. Mi ciclo siguió puntual, como de costumbre.

Llegue a su casa. Golpee la puerta. Se demoraron en abrir, esperé unos minutos, y salió él. No dijo nada por segundos.
- ¿qué haces aquí?- me preguntó extrañado, confuso y a la vez medio emocionado. El brillo en sus ojos me tranquilizaron.
- vengo a conversar – respondí medio dura, - ok, pasa... toma asiento- cierra la puerta y mientras me siento en el sofá, él se va a la cocina y sirve dos vasos de jugo. – ¿de que quieres hablar , Isa? – me pasa el jugo – quiero hablar de nosotros, de lo que fuimos.... .- le respondí exasperándome - ¿existe un nosotros? – preguntó con rabia y mirándome a los ojos fijamente. Quedé media confusa, porque nunca había sido tan confrontasional. – si, existe, existió y quiero que exista un nosotros- le dije emocionada.- quiero estar contigo, no sabes cuanto he deseado este momento y no sabes cuanta noches soñé con tenerte a mi lado, y si no separamos hace años atrás, sabes bien la razón, no quería lastimarte mas de lo que ya estábamos.- lo miraba a los ojos, deseando que por un momento no me conociera tanto, para leer a través de mi.- sé que el tiempo nos alejó, nos dejó como dos desconocidos, dejamos que el amor se transformar en olvido, y el recuerdo de ambos fuera solo imágenes de un pasado que nos afectó de cierta manera en nuestras vidas por separado.- no decía nada, me escuchaba y lentamente una leve sonrisa se le notaba en los labios. Me paré. – Te quiero, y me cuesta asumir que serás el único hombre de mi vida al que he amado. No te voy a negar que he estado con otros, pero a nadie le dije amor, no he encontrado a nadie que se parezca a ti. Y pase lo que pase, aunque otro esté a mi lado, en silencio siempre te voy a querer, siempre te amaré.- llorando lo vi, lloré y lo abrace. Lo sentía tan mío, tan débil en mis brazos, era como estar viviendo un sueño, de esos que en cualquier momento tienes que despertar. – te amo tanto .- me dijo y me beso. – ¿qué haremos?.- me pregunto susurrando al oído.- yo sé lo que tengo que hacer.- lo mire fijo a los ojos.- y en mis planes entras tú. Pero no se si yo en los tuyos tengo alguna cabida.- lo solté de a poco.- obvio que si, tu eres mi vida, eres mi musa y lo sabes, eres mi aire y mi sangre. – me besó nuevamente.- yo me voy mañana. Tengo que volver a mi trabajo, tengo que volver a mi rutina y mis responsabilidades, no se cuando vuelva a venir otra vez, quizás una o dos veces al año... y no quiero eso. – me senté nuevamente y él junto a mí.- pero... yo no puedo dejar todo e irme así... me encantaría estar contigo, pero mi trabajo, mi familia..... – esa es la respuesta que no quería escuchar, pero la diste. Entonces la decisión está tomada. Piénsalo, y aquí te dejo mi teléfono. Si quieres estar conmigo búscame. – me fui llorando, pensé en Ignacio, y por primera vez, pensé en el como una tabla de salvación, como la compañía para no estar sola. Y no me gustó. Me fui corriendo, y él no me siguió. No me llamo y en la noche no me acompañó.

Esperé unos minutos y me fui al restorán en el que me iba a juntar con mis amigos, para mi despedida. Ahí estaba Raúl quien informo a todos que viajaba conmigo, la Pame se bajoneo mas, pero tiene que ser así. Y durante toda la velada mi mente bajaba al mundo de los sueños. Nos despedimos, y las lagrimas contenidas durante toda la noche, afloraron en todos, un llanto de angustia nos estremecía. Nos fuimos.
Siempre ha sido difícil desligarme de mis amigos, y el dejarlos me hace sentir una mala persona, pero ellos me dan la fuerza necesaria para seguir adelante.

Al otro día viajábamos. La decisión de Raúl estaba tomada, y la mía también.

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